“El Cerco”, instalación fotográfica de Ana María Mazzei, se
configura a partir de una serie de
registros donde lo geométrico y lo
espacial juegan un papel determinante. En este sentido, el cerco funciona como demarcación de un vacío.
Esa geometría que se constituye en la separación del adentro y el afuera sin
inducir a mayores precisiones plantea una doble interrogación acerca de la
naturaleza de la percepción, pero también sobre la ubicación del sujeto frente
a lo existente. Lo visible (en este caso la cerca) es en realidad un seductor
obstáculo que se interpone entre el sujeto y la negrura que lo abruma e
interpela.
En las 20 fotografías que integran
la propuesta, el juego entre
naturaleza y geometría - asunto central
de su investigación desde que expusiera la serie “Maderas” en la galería
Estudio Actual (Caracas, 1978) – adquiere una connotación alegórica referida al
encierro. Al menos momentáneamente, su persistente interés en la reflexión
ecológica queda sumergido en una atmosfera siniestra que revela un horizonte
ambiguo, gobernado por estructuras y sombras.
Son imágenes en las que se advierte
una extraña familiaridad. El espacio se aplana a pesar de los pronunciados
escorzos, como si la distancia entre el observador y el motivo se hubiera suprimido,
de manera que no hay profundidad sino una superficie rotunda, impenetrable, que bloquea cualquier tentativa de desplazamiento físico (o visual) más allá de los tablones que se
interponen entre el ojo y el vacío negro que los enmarca. Paisaje mutilado, sin veredas para
recorrer ni árboles para guarnecerse; sólo una secuencia de vistas donde el
territorio se presenta apenas como una premonición fragmentaria.
Mazzei, como gran parte de los representantes
de su generación, desafía la estéril genealogía de los opuestos que en el arte
venezolano ha enfrentado la abstracción al mundo orgánico, el estudio metódico
de las formas y la
espontaneidad instintiva. En su
caso, esa yuxtaposición de modelos perceptivos, no sólo se reconcilia con las
potencialidades plásticas de lo diverso, sino
que permite una lectura crítica
del contexto (tanto artístico como social) desde la propia micropolítica del signo. Es decir, estas
imágenes no se limitan a ser
simples ejercicios visuales, pues son la transposición metafórica de una
situación colectiva que refiere un territorio sitiado y condenado al
confinamiento.
Ana María Mazzei (Caracas, 1946)
Estudió en la Escuela de Bellas
Artes de Turín, Italia (1956-1958) y en la Escuela Cristóbal Rojas de Caracas
(1969-1973). Continuó su formación artística en el Centro Gráfico del Inciba
(Caracas, 1973-1974), el Centro de Grabado Contemporáneo de Ginebra (Suiza,
1975) y el Taller de Luisa Palacios (Caracas, 1977).
Destacada dibujante, grabadora y
pintora, figura como una de las pioneras del lenguaje de la instalación en el
país, participando en los proyectos “Sensaciones perdidas del hombre” (Sala
Mendoza, Caracas, 1972), “Para contribuir a la confusión general” (Ateneo de
Caracas, 1972) y “Piel a piel” (XII Bienal de Sao Paulo (Brasil, 1973).
Entre sus principales muestras individuales se encuentran
“Secuencias” (Galería Estudio Actual, Caracas / Centro de Bellas Artes,
Maracaibo / Museo Nacional del Grabado, San Juan de Puerto Rico / Galería Monte
Ávila, Bogotá, Colombia, 1974); “Maderas” (Galería Estudio Actual, Caracas,
1978); “Grafías” (Museo de Arte Contemporáneo, Caracas, 1982); “Obra reciente”
(Galería de Arte Nacional, Caracas, 1990); “In memoriam. Ewaipanoma-Yanomami”
(Museo de Bellas Artes, Caracas, 1995); Espacios” (Galería D´Museo, Caracas,
2010) .
Ha participado en exposiciones
internacionales como “Salón de Otoño (París, Francia, 1978); Trienal
Internacional de Dibujo (Wroslaw, Polonia, 1978); II Bienal Iberoamericana de
Arte (México, 1979); XII, XVI y XXII Bienal de Sao Paulo (Brasil, 1973,
1981 y 1994).
En 1992 obtuvo el Premio Arturo
Michelena, L Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia, estado Carabobo.
Su obra está representada en
numerosas colecciones públicas y privadas entre las que destacan: Fundación
Museos Nacionales (GAN, MBA, MAC), Caracas; Fundación Polar, Caracas; Fundación
Noa Noa, Caracas; Museo de Gráfica Omar Rayo, Roldanillo, Colombia.